La Inteligencia Artificial (IA) es una tecnología con un potencial transformador que puede mejorar la vida de las personas en ámbitos como la salud, la educación, la economía y la seguridad. Sin embargo, también plantea desafíos como el riesgo de sesgos o prejuicios, la pérdida de empleo y la privacidad. Ahora bien, en Chile la desconfianza en la IA es una de las barreras para el éxito de la Política Nacional de Inteligencia Artificial, lo que se ve reflejado en que un 50% de los adultos teme que el uso de esta tecnología será perjudicial, mientras que sólo el 29% cree que tendrá beneficios positivos, de acuerdo con un reciente estudio de la OCDE.
Esta percepción negativa se debe a una serie de factores como el género, el nivel de estudios y los factores étnicos y religiosos. Así, las mujeres, las personas con menor nivel educativo y de grupos minoritarios son más propensas a desconfiar de esta tecnología. En este sentido, la educación y la difusión responsable de la IA son fundamentales para aumentar la confianza en esta tecnología, tarea en la que juegan un rol fundamental las escuelas y universidades a través de su incorporación en sus currículos.
En la misma línea, la promoción del uso responsable de la IA también es importante para aumentar la confianza de la población. En este sentido, es necesario que las empresas, organizaciones y la ciudadanía que la utiliza estén comprometidas con su uso responsable en beneficio de la sociedad. Por esta razón, es importante que el Consejo Nacional de Inteligencia Artificial sea un espacio de diálogo y colaboración entre el gobierno, la academia y la sociedad civil.