Por Sofía Vargas Roberts, seremi de Gobierno de Atacama
El jueves pasado se cumplieron 53 años de la nacionalización del cobre, y de de este histórico suceso se desprenden varios aprendizajes. Por ejemplo, la importancia de los acuerdos transversales. Fueron las bancadas de todos los sectores políticos quienes aceptaron como el plan más sensato para el desarrollo del país: el nacionalizar las empresas productoras de cobre. Esta medida nos acompaña hasta el día de hoy, donde la venta de este mineral de la tierra chilena nos permite mantener los presupuestos para el país.
Se conmemora este hito con el contexto actual, donde el Royalty está generando desde ya transferencias de recursos a los gobiernos comunales, que son los que atienden las primeras urgencias de la ciudadanía en todos los territorios del país. Es la riqueza mineral un elemento en donde Atacama da mucho, y desde esta administración de Gobierno del Presidente Boric hemos puesto énfasis en reintegrar riquezas. Por ello las comunas mineras podrán optar a las postulaciones para adquirir recursos, así también las comunas que tienen mayores necesidades sociales.
Otro cambio de nuestra relación con el cobre y el fruto de la nacionalización que es la empresa estatal CODELCO, es el hecho de que por primera vez en muchos años se están destinando recursos para invertir en modernizar y volver más eficiente la empresa estatal. Esto para que vuelva ser completamente rentable y se puedan aprovechar de la mejor manera los procesos como la transición energética, donde el cobre es un mineral fundamental.
En estos 53 años de la nacionalización del cobre no podemos sino recordar que fue un acuerdo país, defendido a su vez por los trabajadores de las empresas mineras y la sociedad en su conjunto. Por ello debemos seguir avanzando en acuerdos nacionales, acuerdos como la mejora a la reforma de pensiones porque todo el país lo necesita o un pacto fiscal que permita distribuir la riqueza sin afectar la inversión. Son 53 años de unidad nacional en torno al sueldo de Chile.