La distribución del Royalty Minero ha sido objeto de debate en nuestro país, y no es para menos. Mientras las regiones mineras, como Atacama, aportan significativamente al desarrollo económico con sus recursos naturales, la Región Metropolitana sigue acumulando un gasto exorbitante y disfruta de beneficios como el transporte público, generando importantes pérdidas.

Esta situación plantea una pregunta inquietante: ¿Acaso el gobierno no quiere ayudar a surgir a las regiones extremas? Pareciera que se sigue arrojando recursos en un pozo sin fondo, sin considerar a las regiones que verdaderamente aportan al país. Me parece muy injusto que comunas como Maipú, por ejemplo, que ya reciben más recursos por la vía de presupuesto nacional, se queden con recursos de royalty.  En primer lugar porque ellos no soportan la actividad minera, y en segundo lugar, porque para que ellos reciban dineros se necesita una mayor tasa de royalty, y eso termina subiendo la carga impositiva y disminuyendo la competitividad de la industria minera. Es hora de replantear la distribución del royalty y exigir que el 100% de lo recaudado se quede en las regiones mineras.

Es innegable que las regiones mineras han sido explotadas durante décadas, aportando riqueza y recursos al país; sin embargo, la calidad de vida en estas regiones es notablemente inferior a la de la Región Metropolitana, que se beneficia de los ingresos generados por la actividad minera.

Es injusto que los habitantes de Atacama, por ejemplo, enfrenten dificultades en su día a día mientras sus recursos son utilizados para alimentar el gasto desmedido de la capital. Además, para distribuir recursos a las comunas no mineras se aumentará en exceso la carga tributaria de la industria minera, lo que de repercutir en la competitividad, afectará a las zonas mineras que verán reducida la inversión

Evidentemente se requiere un cambio en la distribución del royalty minero. El 100% de lo recaudado debería destinarse a las regiones mineras, con el objetivo de mejorar su calidad de vida, sus carreteras, infraestructuras carcelarias, combatir la delincuencia y proporcionar viviendas dignas. Además, es esencial mejorar el transporte público en estas regiones, brindando a los habitantes un servicio de calidad que facilite su movilidad y mejore su calidad de vida. La inversión en infraestructura educativa también es clave para garantizar una educación de calidad en las regiones mineras.
Podemos tener royalty y una carga tributaria competitiva, y para ello el royalty debería estar restringido sólo a las regiones mineras.

Si se aprobara el royalty cómo está en estos momentos a la comuna de Copiapó le llegarían 3.159 millones de pesos, cifra que parece alta, pero si les digo que la sola construcción de la Subcomisaría de Pedro León Gallo hasta el momento ha costado alrededor de 2.000 millones de pesos, esa plata se hace nada. Misma situación pasaría en la comuna de Caldera, que recibiría por concepto del Royalty 1.555 millones de pesos, siendo que solo en seguridad la comuna gastó el año pasado 800 millones de pesos. Ustedes creen que teniendo en cuenta estos datos reales, con esos montos se podrán por ejemplo construir nuevos colegios que tanto necesitamos. O mejorar la seguridad y la salud. Lamentablemente no, ya que no alcanzaría para todo.

Es hora de que el gobierno reconozca el aporte fundamental de las regiones mineras al país y cierre la brecha existente. La distribución del royalty debe ser más equitativa y justa, garantizando que el 100% de los fondos se quede en las regiones que generan estas riquezas naturales. Esto permitirá mejorar la calidad de vida de los habitantes, impulsar el desarrollo y poner fin a la desigualdad entre las regiones.
Es momento de que los atacameños y otros habitantes de regiones mineras sientan el orgullo de vivir en su propia región y dejen de alimentar el gasto desmedido de la Región Metropolitana.